domingo, 28 de junio de 2015

Vivo de amor

La mayoría de las veces no nos enamoramos de una persona, sino de la idea que tenemos de esa persona. Porque el amor distorsiona la realidad, la adorna por así decir. Incluso en estado normal, cuando no estamos enamorados, vivimos una interpretación más o menos fiel de los hechos. Además, el amor crea expectativas, que se traducen en desilusiones. Y con cada desilusión, con cada desamor, nuestro corazón se va rompiendo un poquito más.

También tiene sus ventajas, sus cosas buenas, claro está. Pero son temporales, parciales, inciertas... Por eso prefiero el respeto, la admiración, el cariño...

Todo esto es la teoría, y está muy bien. Es fácil decirla. Luego viene la práctica, y ahí todo se viene abajo. Porque soy un rompecorazones. Siempre acabo rompiendo el mío. Porque vivo de amor.