jueves, 2 de noviembre de 2017

Veces, cosas, personas

A veces me suceden cosas que no entiendo. Cosas que escapan a toda razón o lógica. Cosas que soy incapaz de comprender por qué  y cómo han ocurrido. Cosas que me hacen dudar y cuestionarme mis creencias. O la falta de ellas.

Siempre me he sentido protegido, aislado de todo lo malo. Por así decir, "demasiado afortunado". Como si hubiera una buena estrella que me cuidase y me guiase en el camino.
Por que, a lo largo de mi vida, me han pasado cosas que no tienen explicación alguna. Golpes de buena suerte, accidentes soslayados milagrosamente,... Bendito azar. O no. De pequeño decía que mi abuelo se había muerto para ser mi ángel de la guarda. Ahora no lo creo. Pero a veces lo pienso. Y lo siento.

Hay otras veces en las que conozco a personas que, por alguna extraña razón, me reconfortan. Gente que me hace sentir tranquilo, feliz, tan solo con su presencia. No necesariamente física. Gente que, sin motivo aparente, consigue sacarme una sonrisa. A pesar de todos mis pesares. Con un simple gesto, una mirada... Un beso, un abrazo... Son familia. Que yo elijo. Son personas a las que, simplemente, quiero.

Y hay también veces en las que esa gente se siente a gusto conmigo. Gente que me tiene mucho cariño. Personas a las que yo, sin que llegue a entender por qué, consuelo. Sin hacer nada, o haciendo mucho sin saberlo, de alguna manera les aporto algún bien. Y me eligen a mí para que forme parte de sus vidas.

A todas esas cosas y, sobre todo, a todas esas personas, sólamente les puedo decir una cosa.

Gracias por pasarme.

Seosamh