domingo, 1 de septiembre de 2013

Vacío

Cuando no recibes nada, te cansas de darlo todo. 

No se trata de dar esperando recibir. No. No es eso. Pero, como decían los romanos, quid pro quo. Estas tres palabras encierran mucho.

Entonces digo basta... y me enfado, porque me duele y me entristece tu actitud. Debe ser que me importas. 

Te lo he dado todo. Y lo seguiré haciendo. Porque soy un hombre a una piedra tropezado.Siempre acabo cayendo en los mismos errores; pareciera que no he aprendido nada de ellos. Como dice Murakami “lo único que puede hacerse es atravesar este dolor esperando aprender algo de él, aunque lo que uno haya aprendido no le sirva para nada la próxima vez que la tristeza lo visite de improviso.”

Pero ahora estoy cansado...
Estoy cansado de darlo todo por nada, de moverme y que no se muevan, de la hipocresía,… cansado de dejarme utilizar y engañar, de ilusionarme y decepcionarme,… cansado, simplemente cansado… de todo… en general.

Y vacío.

3 comentarios:

  1. na vez llegó un profeta a una ciudad con el fin de convertir a sus habitantes. Al principio la gente lo escuchaba cuando hablaba, pero poco a poco se fueron apartando, hasta que no hubo nadie que escuchara, sus palabras.

    Cierto día, un viajante le dijo al profeta:
    — ¿Por qué sigues predicando? ¿No ves que tu misión es imposible?

    Y el profeta le respondió:
    — Al principio tenía la esperanza de poder cambiarlos. Pero si ahora sigo gritando es únicamente para que no me cambien ellos a mí.

    ResponderEliminar
  2. Peor sería seguir inmerso en esa situación, sin queja. Ese cansancio me parece buena señal (también lo he vivido).

    ResponderEliminar