Mi cuento de hadas favorito no está escrito aún. Ni siquiera ha sido contado de forma oral. Es tan sólo un sueño que tengo cada noche. En él, tú y yo somos felices y comemos perdices. Pero ésto es tan sólo el final. Antes hay mucho por contar. Pero no se me ocurre cómo ni qué.
Es el camino lo que me preocupa; el camino que lleva a ese final de cuento. Porque lo he recorrido otras veces: está sembrado de decepciones y fracasos. Eso no impide que, siempre que comienzo a andarlo, parta cargado de ilusiones y esperanzas, una y otra vez. Y, también por eso, me paso toda la noche huyendo de mis sueños; pues todo lo que toco en ellos acaba cayendo en el camino y desvaneciéndose. Pero, al final, me alcanzan siempre.
Por eso no quiero soñarte más. Porque sé que ni en el mejor de mis sueños, y el de anoche fue uno de los mejores, sería capaz... simplemente no lo conseguiría...
Tan sólo deseo conservar ese final platónico en mi memoria.
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