domingo, 2 de enero de 2011

Magia

Llevas toda la noche esperándola; una llamada, un sms, a ella. Decides salir y tomar un poco de aire fresco. Y en la puerta del pub la ves. Está sola. Preciosa, piensas. Aún más guapa de lo que te ha parecido dentro. Rápidamente te lanzas para evitar pensar y acabar haciendo nada.
Feliz año nuevo, dices mientras te acercas y, disimuladamente sacas un chupa-chups del bolsillo para meterlo en una manga.
Feliz año nuevo, responde ella volviendo la cabeza para mirarte.
Unos ojos tan bonitos se merecen un regalo especial. Y levantando rápidamente el brazo haciendo que el  chupa-chups aparezca en tu mano, añades: Pero ahora mismo sólo tengo esto a mano.
Gracias, responde ella bajando la cabeza tímidamente. Te vuelve a mirar y dice: Me gusta tu sombrero.
¿Este?, contestas sorprendido, señalándote la cabeza. Sí, es un sombrero muy especial. Es primo hermano del Sombrero Seleccionador de Hogwarts. Sólo que, en lugar de decirte a que casa ir, te dice que chico debes besar. Esta noche estás sembrado.
Ella sonríe. Te estás enamorando de esa sonrisa. 
¿Quieres probar? Toma, póntelo. Le colocas el sombrero sobre la cabeza. Ella accede entre sorprendida y divertida. 
Y ahora me dirá que debo besarte a tí, ¿no?
Tu respondes: Que sea mi sombrero no significa que diga mi nombre.  La magia y mis deseos van cada uno por su lado, añades con una sonrisa amarga. Simplemente cierra los ojos y escucha. A ver que pasa.


Te mira directamente a los ojos y finalmente cierra los suyos sonriendo. Dios, esa sonrisa. Tras unos pocos segundos, los abre y dice: Debo besar a S. ¿Eres S.?, pregunta sonriendo. No eres capaz de imaginar como ha adivinado tu nombre, pero no te importa. Sonríes y, sin pensarlo dos veces, la besas. Es un beso largo, tierno, dulce. Cuando os separáis tienes la sensación de que ha sido el primer beso sincero que te han dado en toda tu vida. Se lo dices.
¿Cómo te llamas?
E.
Os miráis a los ojos sonriendo. En ese momento sus amigas salen y ella tiene que irse. Le pides su teléfono para quedar otro día, lamentándote de que todo haya sido tan breve.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno, dice ella con esa sonrisa que te ha atrapado para siempre.
Sonríes y replicas: para todo refrán existe un contrarrefrán. Lo buscaré para la próxima vez que nos veamos.
Os dais otro beso para despediros, mientras sus amigas se ríen y cuchichean. Te devuelve el sombrero y se despide. Mientras se aleja, vuelve la cabeza. 
Lo bueno se hace esperar, te dice guiñándote un ojo.
Esperaré, dices sonriendo.
Yo también esperaré. Lo bueno no somos tú o yo. Lo bueno somos los dos.

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