Metro de Madrid. Una chica llega
y se apoya al lado del banco en el que te encuentras. Una chica guapa que lee.
No demasiado, sin llamar la atención. Salvo la tuya. Una belleza sobria. Alcanzas a ver el título del libro: “La piedra de
la paciencia”. El autor lo olvidas en cuanto lo lees, por impronunciable. Lo
anotas en tu móvil y ella ve lo que haces. Baja la mirada tímidamente, sus
mejillas se colorean. Asoma una ligera sonrisa. Al cabo se sienta a tu lado y
juguetea con sus piececitos cerca de los tuyos. Al llegar el tren, dejas que
entre delante de ti. Su pelo recogido te permite ver su cuello. Te has enamorado.
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